Entre los efectos secundarios que se presentan en algunos pacientes (+ 3%) están: estomatitis, dispepsia, diarrea, vértigo, sudación, púrpura, trastornos auditivos, visuales, palpitaciones y sed excesiva. También se llega a presentar estreñimiento, dolor precordial, dolor abdominal, náuseas, cefalea, vértigo, somnolencia, prurito, equimosis, erupciones cutaneas, tinnitus, edema y disnea. Otras reacciones secundarias que ocurren en menos del 1% de los pacientes que reciben naproxén son: alteraciones en las pruebas de función hepatica, hemorragia gastrointestinal, perforación de úlcera péptica, vómito, ictericia, melena, hematemesis, eosinofilia, pancitopenia, depresión, incapacidad para concentrarse, trastornos del sueño, debilidad muscular, mialgías, mal estado general, dermatitis por fotosensibilidad, exantemas, alopecia, hipocusia, insufciciencia cardiaca, neumonitis eosinofilica, reacciones anafilácticas, trastornos mentruales o fiebre con escalosfrios. Aunque en estudios metabólicas realizados a la fecha no se ha informado de retención de sodio, es posible que los paciente con función cardiaca comprometida o dudosa puedan presentar un riesgo mayor cuando se les administra naproxen.