El uso de buprenorfina ha sido relacionado con la presentación de eventos adversos que incluyen sedación, náusea, mareo, vértigo, depresión respiratoria y dependencia física y psíquica. Diaforesis, hipotensión, somnolencia, vómito, miosis, cefalea e hipoventilación. Confusión, euforia, debilidad y fatiga, sequedad de boca, nerviosismo, depresión, disartria, parestesias, hipertensión, taquicardia, bradicardia, constipación, disnea, cianosis, prurito, diplopía, alteraciones visuales, retención urinaria, acufenos, conjuntivitis, bloqueo de Wenckebach y psicosis. Alucinaciones, síntomas de despersonalización, coma, dispepsia, flatulencia, apnea, rash, temblor y palidez. Anorexia disforia/agitación psicomotora, crisis convulsivas, pérdida de la coordinación motora, diarrea y urticaria. Se ha reportado hipersensibilidad como rash, urticaria y prurito, broncoespasmo, edema angioneurótico y choque anafiláctico. En pacientes con marcada dependencia a las drogas, la administración inicial de buprenorfina puede producir un síndrome de abstinencia similar al inducido por naloxona. El perfil de seguridad de la buprenorfina en los niños es comparable al de los adultos.
Las reacciones adversas graves relacionadas con el uso de la buprenorfina incluyen bradiarritmia, cianosis, disnea, hipertensión, hipotensión, depresión respiratoria y taquiarritmia.