Metronidazol: Trastornos gastrointestinales (gastritis, náuseas, vómito, disgeusia, boca seca y sabor metálico), cefalea y erupción cutánea transitorios. Rara vez, a dosis elevadas: lengua saburral, vértigo, depresión, insomnio, somnolencia, disuria y oscurecimiento de la orina; neuropatía periférica (dolor, parestesias, calambres o cansancio de manos o pies) con dosis altas y uso prolongado. También se ha reportado toxicidad sobre el SNC: Ataxia, movimientos tónico-clónicos, encefalopatía, tremor y cambios en el estado de ánimo; manifestaciones de hipersensibilidad: urticaria, pápulas y prurito; Leucopenia; fiebre y lesiones orales; pancreatitis: dolor abdominal y lumbar, anorexia, náusea y vómito. Todos estos síntomas desaparecen al terminar el tratamiento.
Diyodohidroxiquinoleína: Se ha reportado furunculosis, yodotoxicodermia, calosfrío, fiebre, dermatitis, irritación anal, malestar abdominal transitorio y diarrea, cefalea, bocio y caída del cabello, neuritis óptica, atrofia óptica, neuropatía periférica y neuropatía mielóptica subaguda (SMON) en pacientes tratados con dosis altas de hidroxiquinoleína.