Mejoras en la glicemia inducidas por el ejercicio son mitigadas por dietas con alto índice glucémico en adultos con prediabetes
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Prediabetes y diabetes tipo 2 son dos afecciones variables que empeoran los grados de tolerancia a la glucosa. La modificación del estilo de vida (es decir, la nutrición y actividad física) es la piedra angular del manejo de la prediabetes para retrasar su progresión hacia diabetes tipo 2.
Dieta y carga glucémica
La efectividad de la glucosa (GE) se refiere a la capacidad de la glucosa para influir en su propio metabolismo, a través de mecanismos independientes de la insulina. La disminución de GE es un predictor de la progresión a la diabetes tipo 2.
La Asociación Americana de Diabetes recomienda que una dieta con una carga glucémica más baja y un contenido de carbohidratos más bajo sea aconsejable para las personas con diabetes tipo 2.
Se ha informado previamente que una intervención de 3 meses de dieta de bajo índice glucémico + ejercicio (EX-LOG), junto con el entrenamiento con ejercicios, produce resultados metabólicos favorables en adultos con obesidad y prediabetes. Cuando se comparó con una población de estudio similar con una intervención de dieta + ejercicio GI alto (EX-HIG), los individuos mejoraron significativamente la presión arterial sistólica en reposo, la aptitud cardiorrespiratoria (VO2max) y la utilización de la grasa durante el ejercicio.
Fisiológicamente, una dieta con un índice glucémico (IG) bajo se asoció con una menor hiperinsulinemia postprandial compensatoria, una menor respuesta del polipéptido insulinotrópico dependiente de la glucosa postprandial (GIP) y un menor contenido de lípidos extramiocelulares, a pesar de mejoras similares en la sensibilidad a la insulina. Algunos de estos hallazgos fueron evidentes a los 7 días de la intervención.
Tolerancia a la glucosa
Se inscribió a 33 adultos con obesidad y prediabetes (17 hombres, 65.7 ± 4.3 años, 34.9 ± 4.2 kg m -2) en un programa de entrenamiento con ejercicios de 12 semanas mientras se aleatorizaba para recibir simultáneamente una dieta de bajo índice glucémico o alta.
Se realizó una prueba de tolerancia a la glucosa oral de 75 g antes y después de la intervención y se calculó la GE mediante la ecuación de Nagasaka. La resistencia a la insulina se estimó utilizando una pinza hiperinsulinémica-euglycemic y la aptitud cardiorrespiratoria usando una prueba de VO2max.
Conclusiones
Los grupos EX-LOG y EX-HIG tuvieron mejoras similares en peso y resistencia a la insulina periférica medida por pinza en relación con los datos de referencia. GE en EX-LOG y EX-HIG fue similar al inicio y aumentó en aproximadamente 20% después de la intervención en el EX-LOG brazo.
El efecto de mejora del ejercicio sobre la GE podría verse influido por el IG de los alimentos, dado que el IG bajo es facilitador y el alto IG es desfavorable. Los cambios individuales en GE se asocian con mejoras fisiológicas y bioquímicas después de la intervención EX-LOG.
Se necesitan más estudios a largo plazo para determinar el impacto de la dieta y el ejercicio para mitigar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
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